Monday, December 26, 2005

Sutilezas televisadas

Las sutilidades -sutileza como enredo escolástico en el sentido que le puede dar Montaigne, no finura-, propagandísticas de este nuestro Gobierno no conoces límites, y el sectarismo de muchos periodistas sólo conoce, y de lejos, el límite de las puertas de la oficina del Inem más cercana. No me voy a extender en la podredumbre financiera y de contenidos de la televisión pública, es evidente y trágica para los bolsillos y los cerebros del país. Supongo que alguna descerebrada con menos tela que materia gris no tardará en volvernos a recordar lo hermosa que es Murcia; pero para los nostálgicos más contumaces de la farándula lentejuelera TVE ha programado en una semana un especial dedicado a Rocío Jurado y otro a Isabel Pantoja. Con dos cojones. Nada que decir en contra de tan distinguidas señoras ni sus fans, faltaría más. Ni siquiera voy a decir nada a estas alturas acerca de cómo debería ser una televisión pública porque siendo estrictamente lógico el mismo contenido informativo tiene una afirmación como su estrica negación, es decir: debería ser exactamente lo contrario a lo que es, aceptando -que es mucho aceptar, ese es otro debate- la necesidad de su existencia.
(Entre paréntesis, anda que el CAC no va a tener tajo con TV3. )
El enredo se produce en la intérpretación, y puede verse como síntoma o como representación simbólica de tantas otras cosas. Cuando el PP era quien mangoneaba a calzón quitado en el ente público, se transmitió en forma más o menos subliminal a la sociedad informada que la existencia de la caspa en la tele respondía al ancestral desprecio por la cultura de la derecha, así como a su gusto por lo ibérico rancio, siempre apuntando connotativamente a otra época y otro régimen.
La programación TVE no ha variado sustancialmente desde que Sonsoles despierta a su esposo co un aria de Verdi en la Moncloa. Como ejemplo, los dos programas mencionados (después de ver algunos minutos de las galas mencionadas para mí Murcia tiene tanto atractivo turístico como Ruanda o Auswitch). Sin embargo, ya la intepretación se va trasladando sutilmente. Si antes la emisión de detritus full time respondía a la ignorancia de los que mandaban y su querencia por la basura, ahora los programadores, por prurito de honradez y conciencia de la diversidad a la que debe atender un medio público, emiten este tipo de programas para contentar a las hordas reaccionarias del país. La angustiosa disyuntiva del programador progresista: qué más quisiera yo que hacer una televisión educativa y barata, pero hay que contentar a las bestias de carga que se levantarían en armas si no se les diera su ración semanal de Cine de Barrio. Pierre Menard autor del Quijote; misma programación con mensajes opuestos en función de quién gobierna: así funciona la propaganda...y mientras todo el país está borracho nuestros gobernantes negociando el Estatut. Para una vez que los muy cabrones no se cogen vacaciones.

Sunday, December 11, 2005

Manual de aburridos (y III)

El ocio de la conciencia genera monstruos, y mientras que el cristianismo los imagina verdes, con granos e incitadores a la holganza viciosa las religiones orientales los sueñan como luctuosas y lánguidas sombras que susurran letanías descorazonadoras.
Terminada la recolección y con la casa limpia aún quedan horas hasta que llega la noche. Es el momento de la filosofía y el imperio del aburrimiento. El aburrimiento que en opinión nizstcheana puede ser lo bastante poderoso como para asesinar a Dios.
Por último me dentendré en Diógenes, claro, el perro ágrafo de Sínope que buscaba hombres con una linterna a plena luz del día. Ha pasado a la historia como cínico, pero me quiero fijar más en su confianza en las posibilidades humanas. Despreciaba como pueriles las ciencias y en general cualquier ocupación, acentuando su ferocidad con los atletas. Es el único pensaba que el hombre podía sustentarse únicamente con la virtud, una virtud simplemente humana, muy alejada de los hedores místicos de las religiones. En esa virtud perpetua no cabe el ocio y por supuesto el aburrimiento, ni siquiera cabe el trabajo.
En fin, todo esto para decir que aquí en La Hoya el aburrimiento es enorme, oceánico. Es una piedra metida en la rueda del tiempo; por las noches, desde el balcón se oyen los quejidos de los engranajes mientras la niebla se derrama por el páramo.

Saturday, December 10, 2005

Manual de aburridos (II)

Decíamos que el aburrimiento o la inacción nos enfrenta a nosotros mismos sin apremios. Se convierte así en una piedra de toque de uno mismo, y no conviene confundirlo con la reflexión, el recuerdo u otras enajanenaciones. La diatriba de Miguel de Molinos contra el juicio se funda en el pesimismo ontológico: el ocio sin objetivo como semilla del mal y la apostasía.
Otras religiones parten de premisas diferentes pero igualmente combaten el aburrimiento. El yoga, disciplina común a todas las sectas hindúes e incluso algunas budistas, propone la anulación de la conciencia para evitar no la rebelión y el mal sino la angustia. De ahí que podamos pensar en que estas religiones son más compasivas de la cristiana. Simplificando, el camino a la perfección o aniquilación debe comenzar por la negación voluntaria del inconsciente mediante operaciones contrarias a las inclinaciones naturales: respiración consciente y regulada, atención permanente en un objeto...en una de las fases previas a la iluminación el iniciado se confunde con el objeto de su observación y se integra en una realidad mística donde desaparece la diferencia entre sujeto y objeto, entre observador y observado. De modo similar, las técnicas respiratorias del taoismo conducen a la permeabilidad, o estado místico en que el praticante deja de actuar para dejarse actuar por el Tao, vínculo de todo lo vital.

Friday, December 09, 2005

Manual de aburridos (I)

Mirar de frente al hastío es una de las tareas más arduas asignadas al hombre. De qué otra manera puede explicarse la existencia del fútbol, la escalada, el diábolo y otros cientos de maneras absurdas de no enfrentarse al tiempo sin intermediarios, al peso encadenado de los segundos sin otro pertrecho que la conciencia. Cualquier forma de diversión es una ebriedad en tanto que aligera la conciencia, o siendo más preciso, la parte de la conciencia que se valora a sí misma. Puesto que por imperativos fisiológicos no se puede estar ebrio sin interrupción (aunque ha habido poetas y presidentes autonómicos que en esta disciplina han alcanzado cotas legendarias) todas las religiones han inventado maneras de embriagarse con estilo y misticismo. De hecho todas abominan de la embriaguez física que producen las drogas, quizá con un exceso de celo en la condena porque saben que sus remedios pertenecen a la misma categoría anuladora. Miguel de Molinos, místico oscense de lectura obligada, recomienda la oración perpetua y la ausencia de juicio propio como una de las fases en el camino de la iluminación:
"No llegarás jamás al monte de la perfección ni al alto trono de la interior paz si te gobiernas por tu voluntad propia. Esta cruel fiera enemiga de Dios y de tu alma se ha de vencer. Tu propia dirección y juicio, como a rebeldes, los has de avasallar, disponer y quemar en el fuego de la obediencia. Allí en aquel holocausto ha de aniquilarse hasta la última sustancia tu juicio y voluntad propia." Acojona un poco, ¿no?. Pero ya adivinamos un poco la tonadilla de fondo: la conciencia de uno mismo genera el engaño y la angustia. Y eso viniendo de un místico cristiano, la secta que inventó la droga más potente conocida: el trabajo. Quien se aburre dirige su conciencia hacia sí mismo, lo que puede producir resultados caprichosos pero siempre encaminados a la emancipación, bien por la vía del suicidio en un extremo o por el de la inopia sensorial en el otro.