Tuesday, January 24, 2006

Euterpe: Locos

Chesterton escribió una serie de relatos agrupados bajo el título Un poeta entre lunáticos. El protagonista de todos ellos, Gabriel Gale, ambiguo y antológico personaje que reside en un sanatorio, pinta y en sus ratos de ocio resuelve casos de asesinato. A priori la mezcla nos suena más bien a uno de esos acertijos en que tienes que descubrir el hilo que une dos hechos aparentemente inconexos. Pero estamos hablando de Chesterton, un coloso que lo mismo servía para una historia de crímenes, una novela disparatada y al mismo tiempo lógicamente irreprochable -me refiero, claro, a El hombre que fue Jueves-, biografías, artículos...en fin, para todo conjunto de palabras desde una mayúscula hasta un punto final a la que le hayamos puesto nombre. Como no podía ser de otra manera, las historias se leen (y hace bastantes años que lo hice) con una sonrisa a medias mientras discurren límpidas, perfectas y con algún elemento surreal, como -recuerdo- cuando Gabriel Gale encabeza una reata de zumbados hasta el lugar del crimen, o cuando el mismo ata a un árbol a uno de los personajes.
De alguna manera me parece que esta serie de relatos tiene mucho que ver con otra de Chesterton, ésta mucho más conocida aunque no de mayores méritos: las serie dedicada al Padre Brown, memorable con su paraguas, su boina y sus andares de pato. Nos hallamos ante dos excéntricos, dos ilógicos -el número de sacerdotes católicos rurales en Inglaterra no creo que fuera muy diferente que el de los poetas clínicamente enajenados- que resuelven enigmas; el crimen sin connotaciones que puedan mover al horror o a la tristeza, como era por otro lado tradición inglesa; despojado hasta su condición esencial de enigma lógico.
Además, ni el padre Brown recurre a su trato con la divinidad para culpar al mayordomo ni Gabriel Gale es iluminado con uno de esos atajos que, según una idea romántica de la locura, se hallan a veces en medio del árido laberinto del método deductivo. Por el contrario -y en este punto se afila la ironía y la crítica de Chesterton-, ambos hacen uso de una lógica de andar por casa, casi infantil en ocasiones, que se sobrepone en eficacia a los métodos de la policía (¿habrá en la historia de la literatura un cuerpo policial más inútil que Scotland Yard?). La crítica se centra en las convenciones, en los lugares comunes, en todo el artefacto civilizador y afeminado que parece alejarnos de lo esencial. Por alguna razón, siempre he sentido a Pla y a Chesterton muy próximos, aunque inscritos en tradiciones y humores muy diferentes.

3 Comments:

Blogger John Self said...

No puedo estar más de acuerdo: Pla me recuerda a Chesterton y viceversa. Pla es muy grande. Hace un tiempo leí las crónicas que hizo del "advenimiento" de la Segunda República, cuando viajó de corresponsal a Madrid con Cambó. La ironía y la distancia excéptica que adopta con los acontecimientos no impide narrar con maestría los acontecimientos. Recuerdo que calificaba a la arquitectura del inicio de la Gran Vía (cerca de Cibeles) como cataclismática. Sería impagable leerle describir los acontecimientos políticos en Cataluña.

1:49 PM  
Blogger Augie March said...

No tiene precio su autobiografía. Impresionante.

3:26 PM  
Blogger Nacho Betancourt said...

Gabriel Gale me parecé un personaje hermoso, entenderlo es algo que con gusto hago al leer y releer el libro que yo conozco cómo El poeta y los lunaticos

5:32 PM  

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