Saturday, December 10, 2005

Manual de aburridos (II)

Decíamos que el aburrimiento o la inacción nos enfrenta a nosotros mismos sin apremios. Se convierte así en una piedra de toque de uno mismo, y no conviene confundirlo con la reflexión, el recuerdo u otras enajanenaciones. La diatriba de Miguel de Molinos contra el juicio se funda en el pesimismo ontológico: el ocio sin objetivo como semilla del mal y la apostasía.
Otras religiones parten de premisas diferentes pero igualmente combaten el aburrimiento. El yoga, disciplina común a todas las sectas hindúes e incluso algunas budistas, propone la anulación de la conciencia para evitar no la rebelión y el mal sino la angustia. De ahí que podamos pensar en que estas religiones son más compasivas de la cristiana. Simplificando, el camino a la perfección o aniquilación debe comenzar por la negación voluntaria del inconsciente mediante operaciones contrarias a las inclinaciones naturales: respiración consciente y regulada, atención permanente en un objeto...en una de las fases previas a la iluminación el iniciado se confunde con el objeto de su observación y se integra en una realidad mística donde desaparece la diferencia entre sujeto y objeto, entre observador y observado. De modo similar, las técnicas respiratorias del taoismo conducen a la permeabilidad, o estado místico en que el praticante deja de actuar para dejarse actuar por el Tao, vínculo de todo lo vital.

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