Thursday, November 03, 2005

Euterpe I: Micah P. Hinson (y II)

Comenzando con esta suerte de farfullo pseudomusical que usamos quienes no sabemos ni dibujar la clave de sol diré que las canciones de Micah P. Hinson crecen más a lo ancho que a lo largo, y que carecen de suspense. Se desarrollan en general por acumulación de voces o instrumentos más que por variaciones en su melodía, y lo hacen alrededor de un motivo sencillo, generalmente de una hermosura algo lánguida que es presentado desnudo, esencial desde la primera nota, de ahí la ausencia de suspense a la que me refería.
Otro de esos atributos idolatrados por la modernez es esa cosa informe a la que llaman talento, algo así como un don natural para una actividad, desde el paddle al encaje de bolillos (quizá opine esto porque yo no tengo ninguno, ofrezco el tema a psicólogos y ociosos, lo cual viene a ser lo mismo). Si Micah P. Hinson tuviera mucho talento sus canciones serían por completo distintas, de hecho me temo que después de las alabanzas que he recogido su primer disco sus próximas entregas deriven bien hacia algún estallido sinfónico desorejado o a una fusión folk-hardcore pasada por la Thermomix.
En su desarrollo, las canciones de este disco logran momentos maravillosos, aunque en alguna escucha puedan dejar cierto regusto a casualidad. Por eso, y exagerando apenas, el mejor momento de todas las canciones es ese instante justo antes de que comiencen, cuando en el silencio lo imaginas -despeinado y con las gafotas de concha- a la orilla del río, simplemente escuchando las frases pronunciadas desde siempre por el agua, del mismo modo que entre dos hazañas de Sigurd te detienes e imaginas al venerable Snorri rescatando los viejos kennigar que se apolillan entre resmas de pergaminos polvorientos.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home