Ayer se celebró en Huesca, inscrito el el festival Periferias (
www.periferias.org), un debate sobre el tema "¿Qué queda de la utopía?". La lista de participantes era a priori muy interesante: Pepe Ribas, José Luis Rodríguez, Fernando Márque el Zurdo y Fernando Sánchez Dragó. Y fue interesante por varios motivos, siendo el principal que cada uno habló de lo que le salió del forro. Todos se mantuvieron afines a su, por decirlo así, esencia. Pepe Ribas, con residencia mental en 1977, habló de la utopía libertaria y de como fue sofocada por los servicios secretos mediante la introducción de la heroína en los barrios obreros de Barcelona. Aseguró estar escribiendo un libro sobre el tema, creo que podrá optar a algún premio en cualquier certamen de ciencia ficcíón antiglobalizadora (seguro que existe alguno con ese nombre). Deploró el imperio de la economía, del mercado y en general del dinero...basta. Para rematar su sesión de nostalgia emponzoñada poco más tarde actuaba Paco Ibáñez, aunque sería más preciso decir que pronunció un mitin, porque lo que es cantar...En cualquier caso él estuvo en el mismo sitio del que no se ha movido en 30 años. Más triste fue la presencia multitudinaria de cuarentones combativos que habían desempolvado los tejanos, no se habían afeitado y habían dejado sus residencias a cargo de alguna ecuatoriana esclavizada...basta también, solamente añadir que estuvieron a punto de amargarme el concierto posterior de Enrique Morente. Afortunadamente, es mucho Morente, y como me dijo un aborigen del barrio de Aluche "se me pusieron los pelos como pértigas".
José Luis Rodríguez es ex-marxista y catedrático de filosofía en la Universidad de Zaragoza, y aunque poco dotado para la expresión oral, dijo las cosas más interesantes desde el punto de vista intelectual. En síntesis, sostuvo que la utopía es el remedio que el hombre ha inventado para aliviar "la inquietud por el futuro", que considera constitutiva del ser humano tanto como el lenguaje. Respecto a esta época de desencanto (al menos para su generación), no la considera la tumba del pensamiento utópico sino un período de "reconfiguración" del mismo, un período más bien de latencias, larvario, en el que puede estar gestándose la próxima utopía que acabará, como todas, en genocidio y exterminio masivo (esto lo digo yo). Sánchez-Dragó no es un pensador ni falta que le hace. Reniega de las utopías pero abomina del dinero como Pepe Ribas, está enfrascado en su propia utopía que al menos tiene la decencia de ser individual, y no deja de ser utópico su aislamiento de buen salvaje en los páramos sorianos. Discrepó con Jose Luis Rodríguez en el carácter antropológico de la "inquietud por el futuro", él lo creía un atributo cultural puesto que en buena parte de Oriente no existía porque tanto pasado como futuro se consideran maya, ilusión. Creo que los dos tienen razón, lo que equivale a decir que no la tiene ninguno. Pienso que parten de un axioma falso, y es creer en un arquetipo antropológico, no mutable por la religión o la tecnología. No tienen más que echar un vistazo al mundo para ver que están equivocados. Decía que Sánchez Dragó no es un pensador, un intelectual...y que no le hacía falta porque es el lenguaje, el castellano en su verdadera belleza, un eslabón en la que quizá sea la más hispana de las tradiciones: la del desprecio por la razón frente al deslumbramiento de la belleza, lo mismo que los textos filosóficos de Quevedo son pueriles intelectualmente pero ofrecen destellos de hermosura (y tal vez algo de crueldad) en cada página. Propuso, y en esto estoy bastante de acuerdo con él, un ética del egoismo, lo que lo emparenta con Adam Smith, Hume y otros filósofos liberales. Como no podía ser de otra manera, acabó cabreado con el mundo por las carreteras, el economicismo bla bla bla.
Y llegó Fernando Márquez el Zurdo, a quien yo conocía vagamente como músico de la movida (estuvo en Kaka de Lux, Lamode...). Parece ser que perteneció a Falange, después al CDS..y ahora vete a saber, parece un auténtcio personaje libertario (sin la etiqueta apolillada de Pepe Ribas), cultísimo y desde luego sin pelos en la lengua...un personaje a seguir. Dijo probablemente la gran verdad de la noche. Toda utopía arcádica es en el fondo una apología de la inacción, de manera que ya lo hemos logrado, estamos en la plenitud utópica. Los políticos no son más que instrumentos, títeres para que la gente adquiera un compromiso virtual creyendo tener una ideología, y así no tenga que recurrir a las armas para cargarse al vecino, otra arraigada costumbre patria. Puso como ejemplo el acto contra Carrillo del otro día. Los medios informan de la misma, los políticos se enfrentan delante de las cámaras y el españolito toma partido con una furia que le durará hasta el siguiente telediario...y ya se ha evitado la violencia, la acción. Según hablaba las caras del resto de contertulios pasaba de divertida a indignada...aunque creo que en el fondo, aparte de literaturas, todos parecían pensar que contra Franco se vivía mucho mejor...o se vivía a secas.